Que la orina pueda convertirse en un recurso valioso para la industria automotriz parece difícil de imaginar. Sin embargo, un grupo de investigadores de la Universidad Linnaeus, en Suecia, demostró que, al combinar compuestos derivados de la orina y del vinagre, es posible obtener un método eficaz y ecológico para recuperar cobalto, un metal escaso y esencial en la fabricación de baterías de iones de litio, como las que utilizan los vehículos eléctricos.
El hallazgo, publicado en la revista especializada ACS Omega de la American Chemical Society, se basa en el desarrollo de un disolvente eutéctico profundo (DES): una mezcla líquida de dos sólidos que, al unirse, reducen su punto de fusión.
En este caso, los científicos emplearon urea (presente en la orina humana y animal) y acetamida (un derivado del vinagre). La combinación permitió disolver el óxido de litio-cobalto de baterías usadas y recuperar hasta un 97% del cobalto reutilizable, superando ampliamente otros métodos de reciclaje más costosos y contaminantes.
Ventajas ambientales y económicas
Uno de los beneficios clave de este proceso es que funciona a 180 °C, una temperatura mucho más baja que las técnicas tradicionales, que requieren hornos que superan los 1400 °C. Esto representa un ahorro energético significativo, reducción de costos y una menor huella de carbono.
El profesor Ian Nicholls, experto en química bioorgánica y coautor del estudio, remarcó que los métodos actuales de reciclaje “son muy intensivos en energía y generan productos residuales potencialmente tóxicos”. En cambio, este nuevo sistema transforma un residuo en un recurso, evitando el uso de ácidos fuertes y gases peligrosos.
Por su parte, el investigador Subramanian Suriyanarayanan señaló que esta alternativa abre nuevas oportunidades de negocio, ya que los desechos orgánicos de granjas o criaderos podrían convertirse en materia prima para el reciclaje de materiales electrónicos.
Un cambio clave para la industria
El litio y el cobalto son insumos centrales para las baterías de autos eléctricos y sistemas de almacenamiento energético. Pero ambos presentan serios problemas: son recursos no renovables, su extracción impacta fuertemente en el ambiente y, en el caso del cobalto, la minería ha sido denunciada por violaciones a los derechos humanos en África central.
Frente a este panorama, el descubrimiento de los investigadores suecos no solo aporta una solución más limpia y barata, sino que también ofrece la posibilidad de reducir la dependencia de la minería y transformar desechos comunes en recursos estratégicos para la transición energética.